15 enero 2008

Mensaje a los jóvenes del año 2000

Esta carta fue escrita por Juan Domingo Perón y enterrada en la base de la Pirámide de Mayo el 12 de agosto de 1948. Debería haber sido desenterrada el 12 de agosto de 2006, en el bicentenario de la reconquista de Buenos Aires luego de la primera invasión inglesa. Los hombres de la resistencia del Movimiento Nacional Justicialista conservaron este mensaje, que fue leído en la fecha y tal como lo pidiera el Gral. Perón por los jóvenes de la JUP, en Plaza de Mayo.

Mensaje a los Jóvenes del Año 2000
La juventud argentina del año 2000 querrá volver sus ojos hacia el pasado y exigir a la historia una rendición de cuentas encaminada a enjuiciar el uso que los gobernantes de todos los tiempos han hecho del sagrado depósito que en sus manos fueron poniendo las generaciones precedentes, y también si sus actos y sus doctrinas fueron suficientes para llevar el bienestar a sus pueblos y para conseguir la paz entre las naciones.
Por desgracia para nosotros, ese balance no nos ha sido favorable. Anticipémonos a él para que conste, al menos, nuestra buena fe y confesemos lealmente que ni los rectores de los pueblos ni las masas regidas, han sabido lograr el camino de la felicidad individual y colectiva.
En el transcurso de los siglos hemos progresado de manera gigantesca en el orden material y científico, y si cada día se avanza en la limitación del dolor, es solamente en su aspecto físico, porque en el moral, el camino recorrido ha sido pequeño.
El egoísmo ha regido muchas veces los actos de gobierno y no es el amor al prójimo, ni siquiera la compasión o la tolerancia, lo que mueve las determinaciones humanas.
Esa acusación resulta aplicable tanto a los pueblos como a los individuos. Cierto que en uno y en otros se dan ejemplos de altruismo, pero como hechos aislados de poca o ninguna influencia en la marcha de la humanidad. Es cierto que en ocasiones parece que se ha dado un gran impulso en favor de los nobles ideales y de las causas justas, pero la realidad nos llama a sí y nos hace ver que todo era una ilusión. Apenas terminada la guerra, ponemos nuestra esperanza en que ha de ser la última porque las diferencias entre las naciones se han de resolver por las vías del derecho aplicado por los organismos internacionales. Pocos años bastan para demostrarnos con un conflicto bélico de mayores proporciones el tremendo error en que habíamos caído. Hasta el aspecto caballeresco de las batallas se ha perdido y hoy vemos con el corazón empedernido como al cabo de veinte siglos de civilización cristiana, caen en la lucha niños, mujeres y ancianos.
Apenas un conflicto social ha sido resuelto vemos asomar otro, de más grandes proporciones, no siempre solucionado por las vías de la inteligencia y de la armonía sino por la coacción estatal o de las propias partes contendientes más fuertes, no el del mejor derecho.
Frente a esta lamentable realidad: ¿de qué han servido las doctrinas políticas, las teorías económicas y las elucubraciones sociales?. Ni las democracias ni las tiranías, ni los empirismos antiguos ni los conceptos modernos han sido suficientes para quietar las pasiones o para coordinar los anhelos. La libertad misma queda limitada a una hermosa palabra, de muy escaso contenido, pues cada cual la entiende y la aplica en su propio beneficio. El capitalismo se vale de ella no para elevar la condición de los trabajadores procurando su bienestar, sino para deprimirles y explotarles. Los poseedores de la riqueza no quieren compartirla con los desposeídos sino aceptarla y monopolizarla. E inversamente, los falsos apóstoles del proletariado quieren la libertad más para usarla como un arma en la lucha de clases que para obtener lo que sus reivindicaciones tengan de justas.
No ha empezado a alborar el liberalismo económico cuando -para impedir sus aplausos- tiene el Estado que iniciar una intervención cada vez más intensa a fin de evitar el daño entre las partes y el daño a la colectividad. Pero tampoco su intervencionismo constituye un remedio eficaz porque, o es partidista, o busca anular las libertades individuales y con ellas a la propia persona humana.
El mundo ha fracasado. Mas este fracaso, ¿será tan absoluto que no deje un mínimo resquicio a la esperanza?. Posiblemente podamos mantener el optimismo con la ilusión de que el avance de la humanidad hacia su bienestar es tan lento que no lo percibimos, pero de cada evolución queda una partícula aprovechable para el mejor desarrollo de la humanidad. El avance es invisible y está oculto por sus propios vicios a que antes he aludido, pero no por eso deja de existir.
Se haría más perceptible si cada uno de nosotros se despojase de algo propio en beneficio de sus semejantes, si tratase de dirigir las disputas con la razón y no con la violencia. Dentro de mis posibilidades así he procurado hacerlo y, en este sentido, he orientado mi labor de gobernante. Válgame por lo menos la intención y sea ella la que juzguen y valoren mis críticos del porvenir.
La humanidad debe comprender que hay que formar una juventud inspirada en otros sentimientos, que sea capaz de realizar lo que nosotros no hemos sido capaces. Esa es la verdad más grande que en estos tiempos debemos sustentar sin egoísmos, porque éstos nos han conducido solamente a desastres.
En nuestra querida Argentina, el panorama descrito se ha sentido sin ser cruento, pero en el orden general, los hechos prueban que ha sido el acierto la resolución que ha precedido nuestra realidad. La independencia política que heredamos de nuestros mayores hasta nuestros días, no había sido colectivizada por la independencia económica que permitiera decir con verdad que constituíamos una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.
Por eso nosotros hemos luchado sin descanso para imponer la justicia social que suprimiera la miseria en medio de la abundancia; por eso hemos declarado y realizado la independencia económica que nos permitiera reconquistar lo perdido y crear una Argentina para los argentinos, y por eso nosotros vivimos velando porque la soberanía de la Patria sea inviolable o inviolada mientras haya un argentino que pueda oponer su pecho al avance de toda prepotencia extranjera, destinada a menguar el derecho que cada argentino tiene de decidir por sí dentro de las fronteras de su tierra.
Contra un mundo que ha fracasado, dejamos una doctrina justa y un programa de acción para ser cumplido por nuestra juventud: esa será su responsabilidad ante la Historia.
¡Quiera Dios que ese juicio les sea favorable y que al leer este mensaje de un humilde argentino, que amó mucho a su Patria y trató de servirla honradamente, podáis -hermanos del 2000- lanzar vuestra mirada sobre la Gran Argentina que soñamos, por la cual vivimos, luchamos y sufrimos!"


Juan Domingo Perón

24 mayo 2006

Documento del Encuentro San Isidro, Kirchner 2007


San Isidro, 24 de Mayo de 2006


El 25 de mayo de 2003, como aquel 25 de Mayo de 1810, el pueblo también eligió un cambio de
rumbo. A casi dos siglos del nacimiento de ese sentimiento y conciencia de destino común, de Patria que nos cobija, los argentinos podemos decir con orgullo que Argentina está de pie, que reconoce su historia y que mira con optimismo el futuro. Es el triunfo de la esperanza, de las luchas de millones de compatriotas, del esfuerzo cotidiano de hombres y mujeres, del amor y la alegría de ser argentinos comprometidos con un proyecto de PAIS EN SERIO, que nos contenga a TODOS. Y ese triunfo tiene nombre y apellido: Néstor Carlos Kirchner.

Convencidos de esta realidad nos hemos convocado organizaciones sociales, políticas y gremiales, para conformar un espacio de acción política plural con el objetivo de reafirmar nuestro apoyo al Presidente en su gestión de gobierno. Y desde este espacio de ENCUENTRO en San Isidro, vamos a asumir la responsabilidad de profundizar y hacer efectivo en nuestro Distrito el Proyecto Nacional de inclusión social y crecimiento económico que se visualiza en todo el país, con el compromiso de ser parte de este proceso histórico.

Queremos junto al Presidente seguir cambiando la Argentina y San Isidro: con más trabajo y mejores salarios; con un Estado fuerte y presente para mejorar las condiciones de vida de los argentinos, especialmente de los que menos tienen, con obras (viviendas, hospitales, escuelas, caminos, redes de agua); con el apoyo permanente a la recuperación de la industria nacional; con la defensa inclaudicable de los derechos humanos; con los cambios necesarios en el sistema sanitario, previsional, asistencial, educativo.

Porque estamos recuperando la política como herramienta indispensable para la vida en democracia en nuestro país. Y porque tenemos un Presidente que está junto al Pueblo, queremos invitar a todos los argentinos y a los vecinos de San Isidro a festejar este nuevo aniversario en la Plaza de Mayo; la Plaza de todos.

Vamos a movilizarnos a la Plaza para ser protagonistas de nuestro tiempo, para disfrutar una vez más la experiencia de vivir la historia desde la piel desde el compromiso y la participación militante, respirando el mismo aire, sintiendo debajo de nuestros pies que cada baldosa que pisemos nos recordará los cientos de miles de compatriotas que alguna vez lo hicieron antes y viendo a nuestro alrededor monumentos de la Democracia y del Pueblo como son la Casa Rosada, nuestro Cabildo, la Catedral…

El 25 de Mayo Todos nos encontraremos abrazados a través de una única bandera, la Argentina, y nos unirá también un único grito, como en aquel 1810 y 2003:

¡Viva la Patria!
¡Fuerza Presidente!


Espacio San Isidro, Movimiento Libres del Sur/Barrios de Pie, Compromiso K, Movimiento Evita, Militancia Social, Polo Social, Fre.C.Or/Frente de la Comunidad Organizada, Hugo Azerrat, Movimiento 26 de Julio